martes, junio 10, 2014

Hasta otra, Pedro

Retomo el blog para intentar recopilar algunos pensamientos sobre la no renovación de Pedro Martínez como entrenador del Granca:

1) La única explicación que ha salido por parte del club es "dar un paso al frente, crecer y mejorar". Al mismo tiempo, se reconoce que no crecerá el presupuesto, lo que quiere decir que al menos los equipos de Euroliga y Valencia estarán por encima en dinero y, consecuentemente, en plantilla, que aquí nadie compra duros a cuatro pesetas. Ahora mismo, el Granca es claramente el quinto equipo de ACB en resultados (y alrededor del séptimo presupuesto), tras las dos últimas temporadas, por lo que veo dificilísimo una mejoría. ¿De verdad piensan los rectores del Gran Canaria que hay un entrenador capaz de enjugar esas diferencias de presupuesto? ¿Y que, si lo hay, serán capaces de atraerlo para trabajar en la isla? (Por cierto, que no cuenten con este)

2) Es muy frecuente en los últimos días leer que Pedro Martínez no tiene el nivel de exigencia que requiere el Gran Canaria actual. (Al mismo tiempo, por cierto, se habla de jugadores que no aguantan entrenamientos tan duros). Será que soy más de hechos que de palabras, pero a mí me parece que hay historias que reflejan un nivel de exigencia enorme, difícilmente igualable. Por ejemplo, entrenar un domingo por la tarde, a la hora de la final, después de perder un jueves en la Copa del Rey. Por ejemplo, insistir cada temporada a su director deportivo para tener cinco interiores y poder mantener el nivel de dureza de los entrenamientos. Por ejemplo, reconocer abierta y públicamente que la temporada 2011/2012 fue un mal años suyo propio.

3) Sobre las motivaciones "políticas" o "ideológicas" que comentan algunos, ni siquiera lo considero. Ya me pareció que la exclusión de la Eurocup fue un decisión política, así que no es algo que descarte. Pero, como ha ocurrido siempre en el Gran Canaria, mientras sea una institución pública quien maneja el club, intentarán sacar rédito con él y tomarán las decisiones que consideren sus consejeros, sean del color que sea.

4) Hay un factor más del que nadie habla, que nadie tiene en cuenta. El equipo técnico del Gran Canaria incluye a Víctor García e Israel González, que ahora mismo me imagino que tendrán un nivel de incertidumbre alto, porque los entrenadores ayudantes son uno de los eslabones más débiles del baloncesto profesional, sin reconocimiento oficial como tales ni protección por parte de los estamentos oficiales. Ojalá puedan seguir ayudando a obtener los resultados que ha tenido el Granca en los dos últimos años.

5) Hace unos años que conocí a Pedro Martínez. Me sorprendió lo afable y cercano que es, lo que disfruta hablando de baloncesto -incluso con un aficionado cualquiera como yo-, lo claro y abierto que expresa sus opiniones. A mí me gustaría que hubiera más gente del baloncesto como él y me entristece un poco que no sea el entrenador de mi equipo, pero estoy seguro de que encontrará otro sitio donde pueda hacer lo que le gusta. Que sea hasta otra, entrenador.

domingo, octubre 13, 2013

Cinco puntos interesantes en la ACB 2012/2013 (relacionados con el Granca)

Retomo el blog para hacer una lista con cinco aspectos que me interesará seguir en esta temporada ACB 2012/2013. Todos tienen una relación con el Gran Canaria, pero ninguna directamente.

  1. El 'baby Joventut' de Salva Maldonado: Nueve jugadores por debajo de los 25 años, dos americanos debutantes en la liga que suman 1 temporada como profesional, un joven de 20 años al mando -ojo a ese Guillem Vives, versión muy mejorada de Mario Fernández, con mucho más recorrido que él, a mi juicio- y un equipo bastante atlético pero con no mucha altura. Savané está más para mandar fuera de la cancha que en ella; si los otros veteranos, Miralles y Kirksay, tienen que jugar más de lo normal, será una mala señal. Forzada por su situación económica, la Penya puede haber encontrado una solución que ilusione a su afición pese a no ganar demasiados partidos. Esperemos que le vaya bien, sería un soplo de aire fresco. 
  2. La llegada de jóvenes norteamericanos: sin ser elegidos en el draft o habiéndolo sido, cada vez llegan más jugadores recién salidos de la NCAA. Hace tres o cuatro años, eran contados con una mano; hoy, se multiplican. Quizá sea cierto que la razón principal es la falta de poderío económico en los clubes ACB, pero me importa más cómo afecta a la calidad del juego. Y eso está por ver que se note. Curiosamente, el Gran Canaria ha escapado de esa tendencia. El último norteamericano fichado procedente de la NCAA llegó en 2001 y se llamaba James Moran.
  3. La enésima reconstrucción del Unicaja y la reválida del Baskonia: Hace unos años, siempre se hablaba de cuatro equipos por encima del resto: Barcelona, Real Madrid, Baskonia y Málaga. Hoy, sólo los clubes de fútbol perduran al frente. En Vitoria achacan sus dificultades a las apreturas económicas, que ha disminuido su capacidad de atraer jugadores de primer nivel. En Málaga todavía no han dado con la clave, pero de momento se traen a Canner-Medley de Tel Aviv y a Ryan Toolson de la isla. ¿Volverán al puesto que les corresponde por potencial económico?
  4. El nivel de Sergio Rodríguez: si sigue jugando como terminó la temporada y como mostró en la Supercopa, es mi favorito para el MVP de la liga, uno de los más determinantes. Es una delicia verle jugar y hacer jugar de la manera que lo hace. Veremos si su nivel hace que Laso le dé más minutos y cómo afecta eso a los minutos de Carroll por tener que desplazar a Llull a la posición de escolta.
  5. El milagro del Valladolid: el año pasado, con un equipo de retales y varias apuestas de riesgo, el Valladolid de Nacho Martín y de Ian O'Leary sorprendió a todos los aficionados, empezó la liga muy entonado y se salvó del descenso con una inesperada solvencia. Este año, con menos tiempo incluso y un equipo todavía más endeble a priori, sería otra sorpresa mayúscula que no fuera el último clasificado. Sólo han jugado dos partidos de pretemporada, ambos contra el Baskonia. Otro vínculo con el Gran Canaria es el de su base titular en esos dos partidos preparatorios, Axel Vilhjalmsson, que pasó por el EBA en el año 2006/2007, aunque sólo duró 9 partidos.
Bola extra: más allá de la ACB, hoy vi a Leonor Rodríguez en su debut con su nuevo equipo, mientras en el Gran Canaria 2014 debutaba Iris Junior Mbulito rompiendo récords de precocidad. Parece la única manera de aprovechar la cantera: adelantar su paso a profesionales antes de su marcha a la NCAA, como ha ocurrido con Leonor y con Leticia Romero.

Veremos cómo es el ritmo de publicación esta temporada. Probablemente sea más global y menos centrado exclusivamente en el Gran Canaria.

sábado, marzo 02, 2013

La vocación de Alejandro Martínez


Aguantan multitud de críticas, de los medios y de la afición; son los primeros en caer cuando los resultados van mal y muchas veces los propios jugadores se les ponen en contra. Los entrenadores, guste o no, trabajan por vocación. Los de la ACB y los de conjuntos de base.

Esa vocación la notó Alejandro Martínez cuando tenía 14 años, después de su primera temporada en los banquillos. Seis años después, le llegó su primera oportunidad profesional en el Tenerife de Primera B, como delegado del equipo que entrenaba Moncho Monsalve. Siguió un par de temporadas más, tras ascender a la ACB y recopilar mil anécdotas junto a Alexander Gomelski, y luego tuvo que dejarlo para algo tan lejano como el servicio militar, al mismo tiempo que el conjunto chicharrero volvía a descender.

Pero la vocación, ese afán por entrenar, por enseñar el juego a los jóvenes y conseguir que los veteranos tomen mejores decisiones, llevó a Alejandro Martínez a las canchas de nuevo. Fue en el Colegio Luther King, entrenando en todas las categorías, alejado de los focos y la atención, concentrado en mejorar la técnica individual de sus jugadores.

Cuando en 2004 lo llamaron del CB Canarias para dirigir al conjunto aurinegro en LEB-2, pocos habrían pensado que un técnico llegado de un colegio iba a permanecer nueve temporadas, más de 300 partidos y dos ascensos después, en el mismo banquillo.

Alejandro Martínez es ahora un técnico respetado, elogiado por su apuesta decidida por el juego alegre –un tipo de juego que tiene mucho de adaptación a las características del equipo, quizá tanto como convicción personal. Hoy, resguardado por los éxitos y los resultados, Martínez recibe parabienes de muchos colegas y medios de comunicación, junto a los agradecimientos de los aficionados.

Mientras, su vocación le lleva a entrenar a equipos de niños cada vez que puede, cada semana que no tiene que viajar con el CB Canarias de la ACB, en el mismo colegio en el que se refugió cuando el baloncesto de élite se alejó de su camino.

Ricardo Úriz, un jugador liberado


En los dos tercios de temporada que Ricardo Úriz lleva en Tenerife, ha conseguido romper su récord personal de anotación, su tope de valoración y, de paso, un buen puñado de prejuicios sobre sus capacidades.

Después de más de 200 partidos en ACB y varias temporadas consecutivas llevando el timón de equipos de la zona baja, a Úriz le conocíamos todos. O eso creíamos: un base cerebral y controlado, con escasa capacidad atlética, tirador discreto y buen pasador. Uno de esos bases que aseguran una relación asistencias/pérdidas de balón positiva y que hacen jugar al equipo, pero que no resuelven los partidos por sí mismos. Así se le definía habitualmente en el entorno baloncestístico, al menos hasta que llegó a Tenerife. O, más bien, hasta que se acopló al sistema de Alejandro Martínez en el CB Canarias, algunas jornadas después de comenzar la temporada.

En Sevilla, en la séptima ocasión en que vestía la camiseta aurinegra, Úriz anotó 14 puntos, atrapó 6 rebotes y repartió 5 asistencias, alcanzando un 26 de valoración. En el Santiago Martín, hace tres semanas, en el partido de vuelta contra el Sevilla, consiguió su tope personal de anotación en ACB, con 21 puntos, 6 rebotes y 5 recuperaciones. Tope de valoración también (30). De repente, Ricardo Úriz sí es capaz de resolver partidos en la ACB. Y de liderar en ataque a un equipo cuyo objetivo es la permanencia.

Acaso el motivo de la transformación de Úriz, de su liberación, haya que buscarla en la misma causa que él esgrime para explicar su lenta aclimatación a la propuesta de Alejandro Martínez. “Es un estilo al que yo no estaba acostumbrado, muy alegre, en el que se da mucha confianza al jugador, y con muchas posesiones. Yo venía de equipos con entrenadores que apostaban por un baloncesto más controlado, con ataques más largos y controlando mucho más el balón. Quizás por eso me ha costado adaptarme mucho más”.

Con 12 jornadas por disputar, Úriz ya ha conseguido su tope anotador y ha sumado más valoración que en cualquier otra temporada. Acabará con su mejor porcentaje en tiros de tres, anotación y rebotes en un curso completo y, con suerte, de asistencias.

Lo más importante que habrá conseguido, empero, no es un logro numérico: ha logrado que cambiemos la imagen que teníamos de él, las etiquetas que lastraban su juego. Ahora es un jugador liberado y es mucho más peligro y decisivo.

sábado, febrero 16, 2013

Berni Rodríguez: epílogo rojo a una vida de verde


Si a Bernardo Rodríguez Arias le hubiesen dicho hace 12 meses que iba a acabar saliendo de Málaga para jugar en un equipo cuya principal ambición es la permanencia en la ACB, probablemente no lo hubiese creído. Su relación con el club de Los Guindos parecía idílica: había vestido el color verde de Unicaja desde los 8 años, fue el único representante de la cantera en el primer equipo durante mucho tiempo y su capitán durante sus últimas temporadas. Pero tras la enésima temporada por debajo del nivel esperado, el Unicaja decidió establecer nuevas prioridades y cortar cualquier atisbo de romanticismo en su relación con Berni. El signo de los tiempos, quizá, o el habitual desgaste que provoca una relación tan larga (25 años, 13 de ellos en la élite).

Llegado el verano, Berni buscó otro lugar donde fuera más valorado. Se encontró con que el UCAM Murcia iba a componer una plantilla con un juego exterior joven en la que podría aportar su experiencia y espíritu colectivo. De momento, su colaboración es inestimable para estar a dos victorias de los play-off y cinco por encima del descenso.

Como integrante de la generación del 80 que asomó durante bastante tiempo por el combinado nacional, y como parte fundamental de aquel Unicaja de Scariolo y Garbajosa, Berni Rodríguez ha ganado casi todo lo que se puede ganar en el baloncesto de clubes y de selecciones. Su juego, tapado muchas veces por estrellas de más talento ofensivo, es una suma de cualidades que siempre buscan el beneficio colectivo antes que el lucimiento personal.

Berni nunca ha querido ser lo que no le correspondía. Nunca fue Navarro ni Marcus Brown; siempre entendió que debía ganarse su puesto haciendo aquello que necesitaba el equipo, ya fuera dirigir el ataque, defender a la estrella contraria o incluso animar a sus compañeros desde el banquillo sin un mal gesto. En sus apariciones con la Selección Española y en todos sus años del Unicaja, Berni se esforzó en convertirse en el jugador que todo entrenador quiere tener a sus órdenes y que toda afición elogia por su entrega.

Ahora, en Murcia, su papel es algo distinto. Asume mucho más protagonismo ofensivo -su media anotadora es la más alta de su carrera-, se apropia de los tiros decisivos y da ejemplo con su esfuerzo defensivo.

El domingo 2 de diciembre, Berni jugó por primera vez como visitante en el Martín Carpena. La ovación fue larga y el público coreó su nombre. De seguir la línea que lleva, si algún día vuelve a Murcia con otra camiseta, el público lo recibirá igual, aunque no haya tanta historia detrás.

Óscar Quintana, el equilibrista en el alambre

Igual que los entrenadores muchas veces etiquetan a los jugadores como especialistas, por su capacidad para la defensa o al juego al poste, los directivos establecen también sus propias categorías para los entrenadores. A Óscar Quintana, muchos de esos directivos parecen considerarle un especialista en salvar equipos del descenso y mantenerlos en la ACB.

La hoja de servicios de Quintana refleja un patrón muy claro. Casi siempre ha dirigido a equipos construidos para la permanencia; en algunos casos (Murcia, Manresa) llegó con la temporada empezada y cumplió el objetivo de evitar el descenso. En otras ocasiones, le tocó intentar alcanzar la ACB desde la LEB, como ocurrió con ‘su’ Fuenlabrada y –con peor suerte- en Zaragoza. También pasó por la trituradora de entrenadores que era el Club Baloncesto Sevilla en los primeros años del siglo XXI.

Sólo una vez, con el Fuenlabrada en la temporada 2003/2004, fracasó en su objetivo de dejar a su club en la máxima competición estatal. En todas las demás ocasiones en que ha terminado la temporada, cumplió lo encomendado.

Aunque sus méritos como ‘salvador’ hayan seguido creciendo en Alicante, Quintana siempre será el entrenador que ascendió al Fuenlabrada. Acompañado por su hermano José, entonces alcalde de la localidad madrileña y hoy presidente del club, puso en el mapa baloncestístico a un club de creación relativamente reciente (año 1983) llevándolo desde EBA a la ACB y coronando sus éxitos con la clasificación para disputar competición europea. Así se ganó un nombre y una reputación, que luego ha continuado labrando allá donde le han requerido, normalmente en situaciones de urgencia.

Esa situación le llevó a Murcia la temporada pasada, tras la marcha de Luis Guil. Tomó las riendas del equipo cuando era penúltimo, estuvo siempre con urgencias mirando hacia abajo y acabó salvándose en la última jornada, haciendo equilibrios sobre el alambre. Ganó a Estudiantes a domicilio, en un partido al todo o nada, con el ambiente y el peso de la historia en contra.

Este año, con una plantilla de cierto riesgo, con varios jóvenes, algún recién ascendido desde la LEB y tres extranjeros poco conocidos, el equipo pimentonero está más cerca del play-off que del descenso. De seguir así, quizá Quintana pueda quitar el ojo del alambre por una vez.

Sigo colaborando con 1Arriba, la revista que se reparte en el CID los días de partido. Se puede seguir su perfil en Facebbok y Twitter.

martes, febrero 12, 2013

Un día de emociones sueltas y otro de impotencia y orgullo


Al principio no lo entendía. Balbuceaba de modo raro, con voz entrecortada y un tono más alto de lo normal. Al momento me di cuenta: estaba llorando. Mi amigo estaba llorando. Era la primera vez que lo escuchaba llorar por teléfono.

El Gran Canaria había ganado, iba a disputar las semifinales de la Copa del Rey por primera vez y mi amigo no podía controlar la emoción y la alegría.

A 2.000 kilómetros de distancia, tras presenciar la hazaña en directo, una decena de seguidores se abrazaba, emocionados también. Estaban trabajando, les esperaba una noche larga por delante, pero por un momento dieron rienda suelta al jolgorio, a la ilusión y el alivio de dejar atrás la maldición de cuartos. Algunos habían visto todas y cada una de las eliminatorias anteriores, habían contado siete veces una historia triste, sazonada con un punto de rabia en ocasiones, otras solo con decepción.

Unos metros más arriba de ellos, unas 600 personas bailaban, festejaban, cantaban y jaleaban a los héroes, a los protagonistas de la hazaña. También les esperaba una noche larga, pero por otros motivos.

Abajo, en el vestuario, 13 personas que habían dejado atrás el peso de la historia se permitían un rato de júbilo. Saludaban a la felicidad y el orgullo del trabajo bien hecho. Duró poco, porque tenían otra batalla cercana.

Y algo más allá, otras tres personas empezaban a idear el desvelo de esa misma noche para preparar lo que se avecinaba. Duró mucho, porque a la mañana siguiente tenía que estar todo analizado y preparado.

Al día siguiente no hubo escenas de emoción, no hubo lágrimas, sólo impotencia y cánticos de orgullo. Mi amigo, los periodistas grancanarios en Vitoria, los seguidores desplazados al Buesa Arena, los jugadores y los entrenadores dejaron atrás la Copa del Rey con la cabeza bien alta y un pensamiento común: “El año que viene…”

Este texto, que sirve como epílogo a la Copa del Rey 2013 desde el punto de vista de un aficionado del Granca, se publicará en la próxima revista 1Arriba, que se distribuye en el CID los días de partido.