martes, mayo 29, 2012

Hasta pronto, Himar

1) Cuando conocí a Himar Ojeda en 2009, para redactar un reportaje, yo me había quedado sin trabajo, igual que él ahora. Hablamos mientras el equipo entrenaba a las órdenes del recién retornado Pedro Martínez y bajó un momento para presentarle a los nuevos jugadores de la plantilla al presidente de entonces, Lisandro Hernández. Nuestra charla debió durar alrededor de dos horas y provocó que algunos de los trabajadores del club se quedaran esperándole más de 15 minutos por atenderme a mí, que no pertenecía a ningún medio de comunicación. (Ese reportaje se publicó en acb.com y, como algún amigo me comentó, creo que era excesivamente laudatorio con los fichajes de Himar).

2) Una de mis primeras preguntas fue sobre su cambio de entrenador a director deportivo (en aquel entonces no era director general: no existía esa figura). Su respuesta fue rápida y amarga: "Yo estaría muchísimo más tranquilo como segundo entrenador". Eso llegaba después de dos temporadas con buenos resultados (ya quisiéramos para este año quedarnos fuera de play-off como en la temporada 2007/2008).
Así que ni me imagino cómo debe haberse sentido esta temporada, con los errores en los fichajes, la marcha de Butler, la lucha por el descenso y los cambios en la directiva.

3) Ese mismo verano, Himar había estado cerca de marcharse. Pero se quedó -este es su club, como él mismo dice, al fin y al cabo- y encadenó dos temporadas aun más exitosas. Ahora que está libre, no creo que tarde en encontrar destino: como decía Jordi Ardèvol -actual director de cantera del Barcelona; en aquel entonces, acertado director deportivo en Manresa- en el reportaje, "Himar Ojeda es una de las personas que más sabe de baloncesto en este país".

4) Evidentemente, todo no lo ha hecho bien. Bajo su mando en el club hay muchas decisiones que no me gustan y cierto oscurantismo que no debería existir en un club con financiación pública. Entre esas decisiones, muchas tienen que ver con la gestión de la cantera. El baloncesto en la isla ni empieza ni acaba con Himar Ojeda, igual que no lo hacía con Berdi Pérez (por cierto, ¿continuará como representante?). Pero a lo mejor el baloncesto de alto nivel en la isla sí termina con Joaquín Costa, o con quien quiera que tome las decisiones por él.

5) No lo siento por el que se va, aunque sea a la fuerza, sino por los que se quedan. Himar ha demostrado su valía reconociendo y gestionando talento (sólo hay que mirar a los jugadores más valorado de las dos últimas temporadas); habrá quien se lo reconozca, seguro. Pero en el club seguirán trabajando algunas personas que sufrirán esta situación y que tendrán que ceder ante la mediocridad y los caprichos de los mandatarios. Seguramente gracias a ellos

6) Empecé en primera persona y termino igual. Hace unos 10 meses, el Gran Canaria prescindió de Moran y mucha gente culpó a Himar de maltratarlo. Hace 9 meses se marchó Rasual Butler y cierta directora de periódico llegó a sugerir que su sueldo lo debía Himar de su bolsillo (esa misma que ahora lo defiende en twitter con fiereza). Un inocente pero mal explicado tweet de Ojeda acerca de "los verdaderos aficionados" reavivó las críticas.
Algunos meses después, no paro de leer insultos contra quienes deciden su marcha y tweets defendiendo su gestión y su conocimiento. ¿En qué ha cambiado Himar Ojeda en este tiempo? Probablemente en nada. La única diferencia es que sus jefes ya no esconden el colmillo. No hay como tener una amenaza mayor para la unión. Espero que Himar lo tenga presente.

Como espero también que más adelante, si sigue habiendo baloncesto de élite en Gran Canaria, vuelva a dirigirlo. Será una buena señal.

domingo, mayo 06, 2012

Cuatro consideraciones sobre el final de temporada 2011/2012

Habrá tiempo para análisis más pausados y profundos, pero por ahora recupero cuatro cuestiones alrededor del final de temporada del Gran Canaria.

1) Bellas y Alvarado, en extremos distantes
El rendimiento de Tomás en el último tramo de competición ha sido muy alto. Mandando mucho en la cancha, asumiendo mucha responsabilidad ofensiva -de hecho, más de la cuenta en algunos momentos, pero eso dice mucho de su valentía- y con más agresividad para irse hacia el aro y correr el contraataque que nunca. Es el reemplazo natural de Savané en la capitanía del equipo, por veteranía en la isla, por carácter y por espíritu de trabajo.

Óscar, en cambio, ha bajado su rendimiento en las últimas jornadas. Su aportación al juego colectivo ha descendido con el paso de las jornadas, con algún leve repunte (su aparición junto a la de Dowdell contra el Valladolid varió el ritmo del partido). Y si lo alabamos cuando lo hizo bien, es pertinente señalar cuando lo hace mal. Creo es más justo y mejor para él tratarlo como a cualquier otro jugador de la plantilla que cuidarlo en exceso o mirarlo con lupa por ser joven y canterano. Además, en su caso, éste es el peaje por debutar en la ACB, la experiencia le debe servir para aprender.

2) Savané y su eterna despedida 
Hace ahora casi 6 años, en julio de 2006, el Gran Canaria renovó a Savané por tres temporadas tras ejercer el derecho de tanteo. El senegalés estaba convencido de que se marcharía a Valencia, según me contaron algunos periodistas en los días posteriores. Cumplido ese plazo, a finales de la temporada 2008/2009, Taph dijo que se veía "más lejos" que cerca del Gran Canaria. A principios de la temporada pasada, adelantó que afrontaba la temporada como su último año de amarillo. Al final del partido contra el Zaragoza, se despidió con un breve y emotivo discurso, cerrando con un "Muchas gracias por estos 8 años maravillos que hemos pasado".

Con todo lo que el equipo y el club -casi diría que la sociedad grancanaria- le deben en cuanto a rendimiento, compromiso y liderazgo, no creo que haga ningún bien a nadie repetir ese mensaje, un tanto egocéntrico, tantas veces. Y menos sabiendo que la mecánica habitual del club es abordar las renovaciones de jugadores veteranos tras la temporada.

3) El año más duro de Himar 
El año ha sido duro para todos, jugadores, técnicos, directivos y aficionados. Pero seguramente el más criticado, el más expuesto y del que más se ha dudado ha sido Himar Ojeda. En su quinta temporada como máximo responsable del aspecto deportivo, Himar ha experimentado la ansiedad de verse en la lucha por no descender por primera vez. Mirado así, tampoco es mal balance: también a él le servirá de aprendizaje.

Ciñéndonos al aspecto deportivo, está claro que la elección de jugadores esta temporada ha sido desacertada. La continuidad de Green y Savané tras sus lesiones (claro que Taurean tenía contrato); la apuesta por Butler y Ekperigin y, sobre todo, la llegada de Tucker y Dowdell, parecen, ahora, malas decisiones. De repente, muchos dudan de su capacidad. Yo repito lo que comenté en twitter: si preguntamos a los directores deportivos de cada club quién es el que mejor ficha de la liga ACB, Himar saldría entre los tres mejores. Es sorprendente conocer cuántos de ellos llaman a Himar para preguntarle su opinión sobre los jugadores que interesan; yo sé de varios porque me lo confesaron cuando escribí al respecto. Al menos, parece que no habrá un nuevo recorte presupuestario en el dinero para la plantilla.

4)  Terminar bien la competición debe ser un objetivo
Todavía queda un partido, este domingo en San Sebastián, contra el Gipuzkoa Basket, que en el CID infligió la derrota más severa de su historia en casa al Gran Canaria. Espero que el combinado insular respete la competición y que tenga ánimo de revancha, aunque varios detalles de estos días tras la victoria contra el Zaragoza me hacen pensar que será difícil. La liberación que parecen haber sentido todos los estamentos del club ha llevado a más fotos de fiestas, cenas y celebraciones de la cuenta cuando la competición continúa con su ritmo. Y la competición hay que respetarla siempre.

sábado, mayo 05, 2012

La dificultad de jugar sin acierto en el tiro (sobre cómo afectó la falta de puntería al Gran Canaria)

Con la tranquilidad que da la salvación, me centro en los problemas que ha tenido el Gran Canaria en el tiro exterior y cómo ha afectado a su juego de manera global. Merece la pena rescatar un dato: no sólo registra la peor media anotadora de la competición, sino que la diferencia con el siguiente equipo, el Alicante, es casi de 3 puntos por partido. He escrito tantas veces sobre los males en la temporada que no voy a extenderme en ellos. Más bien, es interesante comprobar cómo se relacionan, aunque sea en un acercamiento algo ligero.

Si un partido muy fino en San Sebastián no lo remedia, el Gran Canaria va a acabar la temporada por debajo del 30% en tiros de tres puntos. En los últimos 8 partidos, el balance es de 47/193, un paupérrimo 24%. Sólo contra el Zaragoza se superó el 30%. Eso sí, en los últimos cuatro encuentros se lanzó bastante menos desde el 6,75.


El huevo y la gallina o los espacios y el acierto

En baloncesto es frecuente escuchar que los interiores deben anotar (o hacer daño en el rebote ofensivo) para obligar a las defensas a cerrarse y liberar espacios para los tiradores. Pero también se dice lo contrario, que cuando los tiradores meten, es más difícil que los exteriores ayuden en la defensa a los pívots y esto deja más espacios.

En la temporada del Gran Canaria, la falta de puntería ha acabado siendo tan exagerada, que en la segunda vuelta casi todos los equipos han podido proteger su aro a costa de permitir los triples. Como explico (y reflejo gráficamente más adelante, incluso con buen movimiento de balón y posesiones bien jugadas para terminar con lanzamientos claros, los jugadores insulares han sido incapaz de anotar.


Tiradores poco fiables y rachas contagiosas

A principios de temporada, comentando la confección de la plantilla, muchos estimábamos cierta pérdida de amenaza exterior, sobre todo por el cambio entre CJ Wallace y Palacios (esperábamos que Butler y Haynes suplieran a Jaycee, ilusos de nosotros). Pero, desde luego, nadie esperaba tamaño fiasco, ni la desaparición de Green (un pésimo 15% en triples en sus 14 partidos), ni la ineficacia de los sustitutos de Butler (5/17 entre Tucker y Dowdell, un 29%).

Sabíamos que Bramos y Beirán son buenos tiradores aunque algo irregulares, pero esta temporada han estado muy desacertados (del 38 al 33% el norteamericano; del 43 al 29% el madrileño). Bellas ha mejorado respecto al año anterior, pero, igual que Óscar Alvarado, no alcanzan el 30% de acierto, como tampoco lo hacen los recién llegados, Palacios y Haynes.

En suma, si bien individualmente este año ninguno ha destacado, en la temporada anterior habían demostrado que pueden estar mejor. Creo que la falta de confianza ha ido apoderándose de ellos, los nervios por la situación del equipo acabó afectándoles y la dinámica negativa se ha extendido. Estoy convencido de que casi todos los que se queden el año que viene tendrán mucho más acierto.


La falta de alternativas

Con defensas rivales permitiendo el tiro cada vez más, el Gran Canaria fue cayendo en una espiral de desacierto ofensivo y de mal juego que llevaba, paradójicamente, a lanzar de tres mucho más de lo esperado. Por eso la falta de puntería ha afectado tanto: pocas veces se ha conseguido encontrar alternativas.

En algunos encuentros, los desequilibrios que plantea la movilidad y recursos de Spencer Nelson sí ha sido aprovechada. Contra el Joventut, por ejemplo; o en el primer tiempo del partido contra Estudiantes, por citar dos ejemplos recientes. También se ha visto por momentos que Rey o Savané son capaces de ayudar con algún 1x1 en el poste bajo, aunque de manera poco constante; quizá el catalán sí ha sido más importante en el rebote ofensivo. Con todo, el juego cerca de canasta no ha sido una fuente de anotación consistente esta temporada.

Tampoco lo han sido los contraataques, las penetraciones de los exteriores ni, como repito tanto, los tiros libres. La falta de agresividad en ataque y de voluntad de correr ha lastrado durante gran parte de la temporada al Gran Canaria. En los últimos encuentros al equipo se le ha visto más mentalizado de la necesidad de sacar partido de las penetraciones y de la necesidad de correr. Pero no ha habido suficiente continuidad, no se ha conseguido que estas variantes suplieran la falta de acierto en el tiro.

Entonces, ¿hay solución para el año que viene?

Como casi todos los años, la remodelación de la plantilla va a ser profunda. Sé que los responsables técnicos del club intentarán atraer a tiradores más fiables para el año que viene, incluso aunque Himar Ojeda no consiga amarrar a un mirlo blanco anotador del calado de English o Carroll. La cuestión es saber si en una racha tan negativa como la de este año van a ofrecer una buena respuesta, algo que ninguno de los tiradores actuales ha tenido - al menos, no de manera continuada.


Algunas muestras

Añado algunas imágenes (capturadas de acb360, de calidad escasa) de los partidos. Todas ellas tienen dos características comunes. La primera es la enorme distancia que separa al tirador de su defensor (o, en el caso de que la distancia no sea tan grande, la permisividad defensiva), marcada en rojo por mí. La segunda es que son todo fallos en lanzamientos, como se ve, bastante fáciles y bien seleccionados.










El partido contra el Valladolid me parece paradigmático. Con los pucelanos refugiados en una endeble zona 2-3 bastante cerrada sobre su aro, el Gran Canaria dispuso una y otra vez un movimiento de ataque sencillísimo que desarmaba la defensa visitante: un bloqueo del pívot a un exterior para que los aleros -normalmente Bramos o Haynes- lanzaran con comodidad desde la esquina. La última imagen es una reflejo de esa jugada. Y de su resultado final: fallo en un tiro fácil.

Casi diría que es la estampa más vista esta temporada. Que ya acabó, por fin.