sábado, marzo 02, 2013

Ricardo Úriz, un jugador liberado


En los dos tercios de temporada que Ricardo Úriz lleva en Tenerife, ha conseguido romper su récord personal de anotación, su tope de valoración y, de paso, un buen puñado de prejuicios sobre sus capacidades.

Después de más de 200 partidos en ACB y varias temporadas consecutivas llevando el timón de equipos de la zona baja, a Úriz le conocíamos todos. O eso creíamos: un base cerebral y controlado, con escasa capacidad atlética, tirador discreto y buen pasador. Uno de esos bases que aseguran una relación asistencias/pérdidas de balón positiva y que hacen jugar al equipo, pero que no resuelven los partidos por sí mismos. Así se le definía habitualmente en el entorno baloncestístico, al menos hasta que llegó a Tenerife. O, más bien, hasta que se acopló al sistema de Alejandro Martínez en el CB Canarias, algunas jornadas después de comenzar la temporada.

En Sevilla, en la séptima ocasión en que vestía la camiseta aurinegra, Úriz anotó 14 puntos, atrapó 6 rebotes y repartió 5 asistencias, alcanzando un 26 de valoración. En el Santiago Martín, hace tres semanas, en el partido de vuelta contra el Sevilla, consiguió su tope personal de anotación en ACB, con 21 puntos, 6 rebotes y 5 recuperaciones. Tope de valoración también (30). De repente, Ricardo Úriz sí es capaz de resolver partidos en la ACB. Y de liderar en ataque a un equipo cuyo objetivo es la permanencia.

Acaso el motivo de la transformación de Úriz, de su liberación, haya que buscarla en la misma causa que él esgrime para explicar su lenta aclimatación a la propuesta de Alejandro Martínez. “Es un estilo al que yo no estaba acostumbrado, muy alegre, en el que se da mucha confianza al jugador, y con muchas posesiones. Yo venía de equipos con entrenadores que apostaban por un baloncesto más controlado, con ataques más largos y controlando mucho más el balón. Quizás por eso me ha costado adaptarme mucho más”.

Con 12 jornadas por disputar, Úriz ya ha conseguido su tope anotador y ha sumado más valoración que en cualquier otra temporada. Acabará con su mejor porcentaje en tiros de tres, anotación y rebotes en un curso completo y, con suerte, de asistencias.

Lo más importante que habrá conseguido, empero, no es un logro numérico: ha logrado que cambiemos la imagen que teníamos de él, las etiquetas que lastraban su juego. Ahora es un jugador liberado y es mucho más peligro y decisivo.

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