El encuentro ante el León fue el segundo partido que vi de Chris Massie con el Gran Canaria (me perdí el primero de liga). Contra el Cajasol anotó 7 puntos con 3/5 en tiros y 3 rebotes, aunque perdió 3 balones; jugó 16 minutos y tuvo dos puntos de valoración. Ante Bilbao estuvo peor -al menos, en la estadística-, con 3 puntos de tiro libre (0/2 en tiros) y 4 faltas en 14 minutos para 0 puntos de valoración. Su mejhor actuación fue contra León, al que endosó 11 puntos con 5% en tiros de 2 y 4 rebotes en 19 minutos, sumando 14 de valoración.
Lo que más me llama la atención de Massie es que no parece un jugador de baloncesto profesional. Desde las gradas se le ve algo pasado de peso, no muy rápido y no muy hábil. Incluso tiene gestos típicos de quien disputa una pachanga: celebra sus canastas, se afana en chocar la mano del compañero y anima insistentemente al equipo cuando entra y sale del banquillo, sea por un cambio o un tiempo muerto.
Pero se trata de un jugador que conoce sus limitaciones, está centrado en lo que pasa en la cancha y sabe lo que aporta y cuál es su función. En definitiva, sabe jugar al baloncesto.
Contra el León, cuyos pívots no pasan de nivel alto de la LEB (se supone que similar a Massie), anotó siempre que se jugó 1x1 al poste bajo, dio una estupenda asistencia a Moran para un triple y capturó tres rebotes de ataque.
Defiende con fuerza -incluso excesiva, para mi gusto- y va siempre que puede a las ayudas defensivas. Por lo que he visto, se convertirá en el tercer pívot y servirá como recambio para Savané sin que el Gran Canaria pierda la única referencia ofensiva interior. Esperemos que su nivel se mantenga.
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