La primera defensa en zona bien hecha de la temporada por los insulares sirvió para atascar el ataque de los bilbaínos, que se siguen mostrando como un equipo demasiado voluble, con rachas de acierto individual que tapan sus carencias como conjunto.
No podría dar una razón única o clara para que el Gran Canaria no ganara antes de llegar a la prórroga. Con una ventaja de seis puntos en el último minuto, Guerra falló un tiro libre, Vroman perdió un balón injustificable y ninguno de los jugadores (en estos casos, yo culpo al entrenador) acertó a hacer falta a los locales para que no metieran el triple (en realidad fueron dos consecutivos, uno de ellos con defensa bastante pasiva del propio Guerra) que condujo a la prórroga.
Con todo, lo más importante es la recuperación del acierto de Marcus Norris, el buen partido en ataque y defensa de Simmons (aunque parece que le han buscado recambio, lo comentaré en otra anotación) y la picardía de Baldo. Con esos mimbres y una buena defensa -pese a los 85 puntos encajados: es difícil defenderse ante los 33 triples intentados por el Lagun Aro-, el Gran Canaria volvió al camino del triunfo.
Lo mejor
- El buen partido de Norris y Simmons en ataque. El base tiró mucho, en muchos casos con mala selección de tiro, pero en este equipo, con el momento que estaba (voy a escribirlo en pasado, a ver si no tengo que recuperar el presente) pasando, era necesario atreverse.
- La defensa colectiva. Tanto individual como con la zona, que hizo daño al rival. Hay que exceptuar varios momentos de relajo y falta de contundencia y concentración de los bases, cuyos rivales sí consiguieron anotar con fluidez, especialmente en el primer y tercer cuarto.
- El coraje para remontar en el último cuarto (se entró con 62-55 tras dos últimos minutos fatales en el tercero) y la seriedad para encarar la prórroga y aprovechar la ventaja bajo tableros. Este último punto hay que anotárselo a Maldonado.
- Mario Bruno Fernández. Que su valoración haya sido negativa (-1) sólo es un dato. El equipo siempre fue peor con él en cancha, se vio superado en el 1x1 con los bases contrarios constantemente y no tuvo acierto (0/4 en el tiro). Pero lo que es más importante: falló una bandeja completamente sólo que hubiera evitado la prórroga, marró dos tiros libres en los momentos importantes y seleccionó muy mal las jugadas en ataque. Otras veces lo he criticado porque debería asumir más responsabilidades, pero en este encuentro su participación fue horrenda y completamente negativa para el equipo.
- El desacierto y la aparente apatía de Savané. Aunque en defensa se muestre seguro (hoy puso tres tapones), en ataque no es el jugador resolutivo de la campaña pasada. Y lo peor es que no parece importarle, juega sin valentía y no busca maneras alternativas de afrontar el aro cuando no entra su tiro desde tres metros.
- El despiste del equipo en los últimos minutos del partido. La prórroga no se tenía que haber jugado. Un poco más de concentración y picardía para hacer faltas hubieran logrado la victoria antes.
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