El inusitado acierto en triples (12/23, 52%), el ritmo de juego elevado en varios momentos del partido y la defensa en el preimro y tercer cuarto bastaron para superar al equipo de Vidorreta, que siempre estuvo por detrás en el marcador y no mostró convenvimiento en la victoria.
Tengo que decir que las dos veces que había visto jguar al Bilbao no me había gustado. No lo veo muy distinto del año pasado, sólo más firme en defensa; en ataque, basa mucho su juego en los bloqueos para aleros -todos titadores, ninguno que sea capaz de crear sus propios tiros- y en los 2x2 entre Marcelinho y sus pívots. Pero estas jugadas llegan en muchas coasiones después de que el base bote sin atacar durante seis u ocho segundos, ralentizando el juego demasiado. Es una de las razones por las que es el equipo que menos puntos encaja en la liga (es el duodécimo en anotación): mientras menos posesiones deja al rival, menos oportunidades de anotar tiene.
El caso es que en la isla no pareció tan fiero. El Gran Canaria consiguió 31 puntos en el tercer cuarto, y aunque a cutrao minutos del final los bilbaínos se pusieron 62-75 (y pensé que íbamos a sufrir), dos triples de Canner-Medley desde exactamente el mismo sitio y sin ninguna oposición (lo que da idea de la debilidad defensiva visitante) liquidaron el encuentro.
Como digo, fue el tercer cuarto, curiosamente, en el que el Gran Canaria cimentó su victoria. En el primero bordó la defensa, pero en el segundo se apagó por completo en ambos lados de la cancha y dejó qie el Bilbao remontara el 18-11 con el que se cerraron los primeros 10 minutos para ponerse 18-22 (o más, pero no lo recuerdo exactamente). Con los cambios de Maldonado y la viveza en ataque de Norris, se llegó al 31-31 del descanso que pasó al 62-51 del tercer cuarto y dejó lugar a las dudas, primero, y al finiquito final, después.
Lo mejor
- El acierto exterior. el 12/23 es la mejor marca de triples de la liga en casa, sólo superada, curiosamente, por la jornada anterior en León (13/25). English se ha asentado como un excelente tirador, Canner-Medley sorprendió, Moran tuvo el día bueno y Norris estuvo en su línea desde el 6,25.
- La defensa. El Bilbao pareció un equipo vulgar, muy lejos de lo que se esperaba por su clasificación, en gran parte por la defensa insular, specialmente en la línea exterior, donde se pararon todas las fuentes de anotación (Marcelinho, 11 puntos, cuando anota 14 de media; y entre los cuatro aleros -Recker, Savovic, Vázquez y Lewis-, 16 puntos, por los 25,5 de promedio).
- El ritmo de juego del primer y tercer cuarto, siempre buscando el contraataque, con Moran de punta de lanza y Norris dando velocidad al balón. El irlandés anotó dos bandejas fáciles en el primer cuarto fruto de buenos pases; el base norteamericano corrió siempre que pudo, aunque se precipitó en un par de ocasiones. Me parece una muy buena idea, probablemente promocionada desde el banquillo, que Norris busque con tanta frecuencia la penetración, muchas veces sin dejar asentar la defensa, aprovechando su superioridad física.
- Canner-Medley. Lo pongo el último porque realmente para mí su actuación, por mucho MVP de la jornada que haya sido, no fue tan decisiva hasta el último cuarto...y el primero de sus triples creo que no lo debía haber tirado. Sinceramente, no creo que su función sea reemplazar a Kornel David; es otro tipo de jugador y si se busca eso es más por la urgencia que por sus características. Pero no creo que salga bien muchas veces, por mucho que me algegrara de que acertara con los triples. Eso sí, si anota el primero y lo dejan que tire solo el segundo, bien tirado está...y mal defendido.
- La pájara del segundo cuarto y la influencia de Mario Bruno Fernández en esa pájara. Muchas veces el equipo se olvida de jugar cuando él está en cancha. Se limitan a hacer los movimiento indicados sin convicción, sin amenazar y sin agresividad. Si además coincide con Sergio Pérez y Carl English, también flojea la defensa, y el rival lo aprovecha en los dos lados del campo. Cuando el base catalán volvió en el tercer cuarto, salió mucho más motivado y con más decisión, y el equipo lo notó.
- El escasísimo aprovechamiento de la anotación interior. Savané no hizo daño en sus 1x1 al poste habituales (bien cubierto por Weiss, a quien Vidorreta siempre intentó poner sobre el senegalés), David ya no existe, Baldo no anota desde el interior y Freeland permanece a ña espera de oportunidades serias. El único que destacó, Canner-Medley, sólo anotó dos canastas desde la pintura y una de media distancia. Y para mí que los jugadores del Bilbao, especialmente Rancik y Banic, son de esos a los que Savané y Medley, con su intensidad, pueden hacerles daño.
- El balance entre recuperaciones y pérdidas y los pocos rebotes ofensivos. Con 8 balones perdidos visitantes por 17 locales no se ganarán muchos partidos, especialmente si no se logran rebotes en la canasta adversaria (7 del Gran Canaria, 10 del Bilabo).
No escribí nada sobre el partido contra el León (83-81) porque la decepción me duró un par de días. Con ese nivel cuando juega de visitante, el Gran Canaria puede despedirse de cualquier objetivo que no sea la permanencia. Sí sé que lo de jugarte la última defensa a hacer falta o a defender es una lotería y que el partido no tendría que haber llegado a ese punto. El Gran Canaria que juega como local hubiera solvetado ese partido con facilidad, pero ya he comentado que la defensa a domicilio hace aguas por todos lados.
Ahora, tras el descanso de la Copa, nuevo viaje a uno de los equipos de cola, el Cajasol, que con Manel Comas parece haber despertado en cierta medida. A ver si de una vez el Gran Canaria pierde la virginidad como visitante.
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