Marco y Rodolfo son jugadores de balonceso. Son jóvenes, muy jóvenes, y sólo se llevan un año de diferencia. A pesar de ello, llevan varios años oyendo hablar de sí mismos, escuchando a miles de personas corear su nombre, saludando por la calle a jóvenes que los ven como ídolos.
Ambos juegan con los mayores desde hace mucho tiempo, el año 2001, en un tiempo donde las oportunidades para los chicos de su edad eran escasas. Despuntaron con rapidez y se curtieron en grupos de alta exigencia durante varios años, ganaron trofeos con mayor o menor participación y representaron a sus países.
Su calidad es tal que a finales de junio se colaron en la lista de selección de los mejores del mundo. Rodolfo lo hizo porque le tocaba; Marco lo eligió porque se sentía preparado. Ahora, casi nueve meses después, uno tiene otro título, va arrasando por su país y por toda Europa y el otro lleva casi un mes -siete partidos- sin jugar.
Hace tiempo que dejé de preguntarme los criterios que guían a los ojeadores de la NBA, pero que Marco Belinelli, cuyo equipo finalizó el 13 en la Lega, salga en el número 18 del draft y Rudy Fernández, que a punto estuvo de llevar a la final de la ACB a su DKV Joventut, tenga que esperar al 24, me parece escandaloso.
Ahora, tras otra competición internacional malísima de la selección que debería liderar y media temporada de la NBA, a Bellinelli se le discute el derecho de estar en esa liga -su entrenador, Don Nelson, advirtió que la NBDL podía ser una buena opción para él- y juega poquísimo, cada vez menos, con sólo 21 años.
Mientras, Rudy ha acumulado otra medalla europea con España, bate récords de anotación por minuto (nunca había visto yo 20 puntos en menos de nueve minutos), ha vuelto a conseguir una Copa del Rey para el Joventut después de muchos años siendo el mejor jugador de la competición. Y lucha por seguir aumentando sus títulos.
Quizá el año que viene Bellinelli juegue más que Rudy cuando ambos estén en la NBA y alguien diga que le vino bien irse antes. A lo mejor su periplo norteamericano es más fructífero y su rendimiento personal es mayor que el del mallorquín. Pero lo que es seguro es que Rudy Fernández nunca olvidará la Copa que ganó, cómo se sobrepuso a la enorme defensa de Mickael en la final, la cantidad de MVP mensuales que ha ido cosechando y el día en que acumuló 27 puntos de valoración en ocho minutos y 18 segundos. Bueno, es probable que este día -hoy, 26 de febrero de 2008- sí lo olvide o que sólo lo recuerde como otro paso a la que puede ser segundo título continental para él y su club.
No hay comentarios:
Publicar un comentario