El partido terminó cuando el Gran Canaria pudo correr y defendió fuerte en el segundo cuarto, con el quinteto suplente. Los granadinos ahora mismo son un equipo inferior, carentes de juego interior y sin más soluciones en ataque que las iniciativas individuales de Gianella, Page y Pecile, principalemente. Si encima dos de ellos no tienen su mejor día, como ocurrió esta mañana, las posibilidades de ganar a un conjunto como el Gran Canaria son nulas. Su racha es malísima, con ocho derrotas en los últimos nueve partidos, y la ausencia de Borchard les deja como único objetivo permanecer en la ACB para la temporada que viene. Con la situación en la cola de la liga (victoria de Estudiantes y León), va a ser todo un reto para los de Valdeomillos.
El Gran Canaria, por su parte, siguió el guión establecido. Tras un comienzo algo irregular, buscando demasiado a Savané en el poste bajo y con poco movimiento sin balón, la presión defensiva aumentó y el equipo pudo correr. Las dos faltas rápidas de English pusieron en liza a Roberto Guerra, lo que vino bien al conjunto insular. Entrado el segundo cuarto apareció Freeland, sacó partido de su superioridad física y demostró que cuando tiene ganas vale para cualquier rotación interior en la ACB. Lo debió hacer demasiado bien, porque Maldonado lo sentó tras un tiro precipitado que no tocó ni aro (el único que falló), después de anotar 12 puntos en nueve minutos. Y no jugó más.
Más tarde llegó la habitual racha de English, que parece haber asumido su papel como tirador sin acaparar tanto balón (aunque en todos los partidos se le vaya la cabeza en una o dos ocasiones), Sergio Pérez aprovechó la oportunidad de ser titular...y no hubo más historia. El último cuarto se jugó al tran-tran y no tuvo ningún interés.
El Granada hizo dos intentos de defensa zonal que el Gran Canaria atacó bien, pero no tuvo más alternativas. De hecho, para mi gusto se rindió demasiado pronto. A Valdeomillos sólo le faltó sentarse para ver el partido tranquilo, porque no intentó nada para dar la vuelta la marcador. Considerando que el partido de ida acabó 85-79 y que su equipo se puso a 13, creo que merecía la pena intentarlo, sobre todo porque el Granada no juega hasta el sábado que viene. Y la semana se la hará muy larga mirando hacia el final de la clasificación.
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Lo mejor
- La seguridad en el tiro de todo el equipo, especialmente de Carl English. El 48% en triples (12/25) es todo un mérito, dada la trayectoria del Gran Canaria en este apartado. El canadiense lleva en los últimos siete partidos (desde la victoria ante el Barcelona) 29/59 en triples, un extraordinario 59%, con 20 puntos de media exactos.
- La defensa del Gran Canaria, que dejó en 14 y 16 puntos al rival en el segundo y tercer cuarto, cuando se estaba decidiendo el encuentro.
- La aportación anotadora de todo el equipo. Cinco jugadores con más de 10 puntos, sólo uno se fue sin anotar, y sólo Savané jugó más de 20 minutos.
- La actitud del Granada. Parece un equipo distinto lejos de su feudo. Sin ganas, sin espíritu de lucha, sin búsqueda de soluciones desde el banquillo.
- El partido de Canner-Medley. Vale que tenga mala suerte en el tiro, pero que fuerze las penetraciones como lo hizo y, sobre todo, que deje anotar a Dylan Page como lo hizo no tiene perdón. Cuando no tiene intensidad es un jugador mediocre, sin nivel para la ACB.
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