sábado, diciembre 20, 2008

Análisis previo del Iurbentia Bilbao

Sorpresa el año pasado, consagración en este

Pasado el primer tercio de la temporada, el Bilbao vuelve a luchar por disputar la Copa del Rey, después de completar la temporada pasada la mejor campde su historia. Y lo hace tras haber perdido al que fue su principal referente, Marcelino Huertas, emigrado a la mítica Virtus de Bolonia italiana.

La baja del base brasileño la ha cubierto espléndidamente Javi Salgado, el jugador que más minutos disputa de los vizcaínos, su segundo máximo anotador y tercer máximo asistente de la ACB. El otro gran sustento del equipo es Marko Banic, el ala-pívot croata que cada temporada ha ido mejorando su juego y hoy está consolidado entre los mejores de la liga, entre los siete mejores en valoración y rebotes.

El tercer vértice del triángulo anotador es el escolta norteamericano Luke Recker, que intenta casi el triple de tiros de tres que de dos, aunque esta temporada sus porcentajes son discretos.
A esta tripleta hay que unir una rotación exterior muy peligrosa y compensada. Paco Vázquez, Pedrag Savovic, Quincy Lewis, junto a las dos incorporaciones de este año, el alero lituano Renaldas Sebutis y el base letón Janis Blums, son jugadores expertos, cada uno con sus propias armas, que suman al conjunto. Vázquez, Blums y Savovic ayudan en el tiro exterior; Lewis, perdida su explosividad con los años, ejerce de alero alto jugando de espaldas con frecuencia y Seibutis es intenso y colabora en el rebote.

Para jugar cerca del aro, el entrenador, Txus Vidorreta, tiene más problemas. Banic es el único que aporta anotación desde la pintura, porque ni el pívot titular, Fred Weis, ni los suplentes, Pasalic y Guardia, tienen habilidad para jugar de espaldas y optan por el tiro lejano antes que por finalizar cerca del aro. Aun así, en defensa son más que solventes, ya que el pívot francés impone sus 2,18 –aunque su contribución sea cada vez menor también en este sentido- y Guardia, su intensidad y dureza.

La rotación constante y la suma desde el punto de vista colectivo es una de las grandes características de los vascos. Sus once jugadores disputan entre diez y 29 minutos. Otro dato que llama la atención es la cantidad de triples que intenta (el segundo de la ACB, sólo detrás del Joventut), con más de 24 lanzamientos de tres por encuentro, aunque sólo anota ocho de promedio.

Igual que ocurría el año pasado, no es un equipo que juegue muy alegre, y tampoco anota mucho (poco más de 75 puntos por encuentro). El Gran Canaria debe controlar los principales focos de anotación bilbaínos, el tiro exterior y las continuaciones Banic, especialmente en el dos contra dos que tantos problemas están teniendo para defender los de Maldonado este año. También tendrá que estar muy atento al balance defensivo, pues el ala-pívot croata corre el contraataque siempre que puede, y no permitir que vaya al rebote ofensivo, donde hace mucho daño por su movilidad.

En ataque, los amarillos han de evitar cebarse en el juego de espaldas de Savané y Freeland y que eso provoque poca movilidad del resto, como ocurrió en el partido ante el ASVEL. Sería interesante sacar a Weiss de las cercanías del aro, atacarle aprovechando la movilidad de los pívots locales y que Norris y Mario fueran más agresivos en ataque para cansar a Salgado y forzarle faltas. Y, como siempre, correr cuando sea posible, un aspecto del juego en el que el conjunto amarillo creo que tiene un importante margen de mejora.

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