- el resultado es peor de lo esperado, sobre todo a la vista de cómo transcurrió el partido. La mayor parte del tiempo transcurrió con marcadores más igualados o favorables al Gran Canaria; aunque en el tercer cuarto se despegaron los helenos, los insulares remontaron y volvieron a estrechar el marcador...hasta los cinco último minutos finales.
- el Panellinios demostró hechuras de buen equipo, de conjunto experto y con oficio, que hacen presagiar un encuentro de vuelta mucho más reñido que su anterior visita al CID.
También hay espacio para dos conclusiones positivas:
- once puntos no parecen una diferencia insalvable y menos si se tiene en cuenta la diferencia habitual del Gran Canaria respecto a cuando juega en casa. El pabellón parece que se llenará y el arbitraje europeo siempre es más casero que el de ACB (que es, por decirlo suavemente, más voluble).
- la energía extra que aporta el público y el aumento del rendimiento de la mayoría de amarillos por jugar en casa debería poner el nivel del Gran Canaria por encima del Panellinios, incluso aunque algunas muñecas sigan atenazadas y haya que luchar contra la presión del resultado y la posible sobremotivación.
Del partido me perdí los primeros cuatro minutos del primer y tercer cuarto y el último periodo casi entero (al final comento la razón, porque tiene su gracia). Pero vi un partido con interesantes variantes tácticas (sobre todo por el lado griego), aunque el nivel técnico fuera tirando a bajo y se dieran más errores que aciertos en general. Comento algunos puntos:
- Esta temporada, el Gran Canaria ha perdido fuera de manera estrepitosa un par de veces y en otro par ha caído como ocurrió hoy: compitiendo todo el partido, con sus altos y bajos, y tirando el encuentro en los últimos cinco minutos del último cuarto, cuando se supone que más tiene que salir a relucir la venta competitiva del conjunto amarillo. Pedro Martínez lo achacó al cansancio; de hecho, se había mostrado preocupado por el viaje y también hay que tener en cuenta que el partido contra el Madrid se disputó a tope hasta el final. Pero la única solución a esto es la aportación colectiva, que todos lo jugadores sumen y puedan estar en cancha bastante tiempo...y el Gran Canaria de este año no está encontrando esa aportación de manera consistente. Con la dependencia de Carroll y el poco espacio que esto deja a Fisher (me parece que hoy hubiese sido uno de esos días para verlo jugar de uno, dado el rendimiento de Bellas y Norris), la cada vez mayor tendencia de Moran a meter su primer tiro y desaparecer y la inexistencia de Kickert, la rotación se va reduciendo. Y pasa lo que pasa.
- El Panellinios me gustó. Demostró paciencia para saber jugar cuando le iba mal, oficio para buscar al jugador que más daño hacía en cada momento (mandando al alero a postear contra Carroll y Sanders, según quién tuviera más ventaja) y dureza para aprovechar el arbitraje. Lo mejor que hace es mover el balón en ataque, así que si tiene un día más o menos entonado en el tiro, es peligroso. Y más si Carroll, que defiende mal prácticamente todos los bloqueos (no es que se quede o los pase por detrás, es que parece que los busca) está tanto tiempo en cancha por las necesidades ofensivas, y los bases grancanarios tampoco ayudan mucho en esa faceta, como ocurrió hoy. Casi podría decirse que es la diferencia entre una parte y la otra: en el primer tiempo, 4/14 de tres, perdieron por un punto. En el segundo, 7/15 desde los 6,25, ganaron por 12 puntos. No creo que el movimiento del balón sea sólo una cuestión de capacidad de los jugadores, aunque efectivamente Blakney me parece muy buen pasador, sino de filosofía de equipo. También en defensa tenían muy claro qué hacer: dificultaron el juego de espaldas de McDonald, haciendo 2x1 en varias ocasiones y dejándole mucho espacio para tirar a partir de los cinco metros. Asimismo, vigilaron muy de cerca a Carroll, que metió varias canastas en malos tiros con su defensor encima -y recibió varias faltas que no pitaron-, haciendo también 2x1 cuando era bloqueado por un interior (cosa que sólo aprovechó Augustine en un par de ocasiones).
- Creo que el Gran Canaria tiene una superioridad física y técnica en el juego interior muy clara. Cuando los pívots hicieron daño (mediado el segundo cuarto, por ejemplo), anotando y reboteando en ataque, se notó mucho en el juego y en el marcador. Pero fue un día regular tirando a malo de McDonald y Augustine en ataque...y sobre todo, a mi juicio, de los bases amarillos, a los que costó mucho dirigir para que el balón llegara bien a los pívots. Ya digo que el Panellinios sabía que tenía que parar a McDonald jugando de espaldas, sobre todo, y que se preocupó menos de los demás, entre otras cosas porque Augustine tuvo otro de esos días cruzado con el aro. Los pívots griegos, que son duros y tienen experiencia y algún que otro movimiento ofensivo, no pasarían de mediocres en la ACB, ni siquiera con Owens recién llegado.
- Hace tiempo que vengo diciendo que es importante que los exteriores aporten puntos para que no se centren las defensas en Carroll. En esta ocasión, Carroll hizo 22 puntos consumiendo 19 posesiones (1,16 puntos por posesión), mientras que el resto de exteriores junto anotó 23 puntos agotando 31 posesiones (0,741 puntos por posesión). Esa diferencia es enorme. Es más, si quitamos los seis tiros libres de Carroll, entre todos los exteriores sólo lanzaron dos tiros libres, de Norris. Los exteriores griegos, en cambio, tiraron 28 tiros libres entre todos, porque supieron ser más versátiles y agresivos atacando.
- Ya en el punto anterior queda claro que los bases grancanarios no aportaron en ataque la anotación que el equipo necesita, pero es que tampoco organizaron el juego ni defendieron bien. Bellas volvió a parecer el base suplente de la LEB de principios de temporada -jugó sólo 11 minutos- y Norris estuvo correcto en el primer tiempo y bastante mal en el segundo, en los dos lados de la cancha. La manera en que desperdició la última posesión del partido fue otra muestra más de sus problemas para rendir bien sin estar fresco físicamente (y jugando 29 minutos es difícil estarlo, incluso al salir de un tiempo muerto). Y el coste de cuatro puntos (dos que no metes y dos que te meten, como decía Ramón Trecet) puede ser una losa importante en una eliminatoria a doble partido, especialmente en una tan reñida como esta.
- Como ahora veo menos al Gran Canaria, me llamó la atención ver de nuevo la presión a toda cancha, aunque fuera de manera tímida (que conste que prácticamente no vi el último cuarto), sólo con los pequeños, después de tiro libre anotado y de tiempo muerto. Pero la superaron con cierta facilidad por la falta de tensión en la defensa individual. Los griegos también la hicieron alguna vez, para retrasar el ataque un poco.
- En los puntos anteriores ya he loado al equipo griego de manera global. En gran parte, asumo que eso se debe al trabajo de su cuerpo técnico, que parecía más preparado para el encuentro que el grancanario. Otra vez aprovechando la ventaja de Devin Smith sobre Sanders sin ningún remedio defensivo y de Papamakarios sobre Carroll (éste sí con ayudas del pívot insular, que se pagaron por culpa de rebotes ofensivos y la falta de terceras ayudas). En algunas ocasiones también pareció que los helenos tomaban ventaja desde el ritmo defensivo, negando al Granca la posibilidad de ejecutar el sistema esperado. Un dato bastante anecdótico y oportunista pero que puede servir de ejemplo: con 43-48, hay u tiempo muerto local que da inicio a una remontada hasta 52-48. Entonces, con posesión visitante, Martínez pide tiempo muerto. Al salir de este, la diferencia local se amplió hasta 57-48 para terminar el cuarto 60-51. (Lo de oportunista es porque me sirve para echar por tierra la idea, que no comparto, de que pedir tiempo muerto es obligatorio cuando el equipo va mal; y para ilustrar la preparación del partido de uno y otro cuerpo técnico).
- He pensado bastante en las declaraciones de Pedro Martínez avisando de que son "el cuarto equipo de la liga griega", dejando entrever que esa clasificación tiene mucho mérito. No quiero decir que no lo tiene, porque hay algunos otros conjuntos históricos que siempre aspiran a esa plaza, pero ahora mismo hay un salto grande entre Olimpiacos y Panathinaikos y sus tres seguidores, Maroussi (que dio guerra hasta el final en el Top 16 de Euroliga, con Billy Keys al frente), Panellinios y Kolossus; y entre éstos y sus perseguidores. Y del rendimiento de los clubes españoles en las competiciones europeas hace pensar que, efectivamente, el cuarto de Grecia es parejo al octavo-noveno de España.
La hora del partido y mis obligaciones laborales no me dejaron ver el partido en directo (aunque no sé si hubiese podido a través de Internet por la web de la televisión autonómica). Pero todo apuntaba a que lo vería gracias a AleksinasBlueWorld, que lo tenía anotado. Sin embargo, no fue así, por lo que opté por pagar el abono mensual de Eurosport2, pensando: "total son cinco euros y veré los dos partidos". Pues resulta que el encuentro, al ser en diferido, sólo ocupaba una hora de programación, y para que llegara justo, eliminaron aproximadamente los ocho minutos intermedios del último cuarto. También hubo un salto grande, de casi cuatro minutos en el descanso, pero creo que ese fue generalizado. Y para colmo, miro la programación de la semana que viene y no sale el partido de vuelta. Eso sí, el comentarista-narrador, que no sé quién era (hablaba inglés con un acento no muy británico), me pareció buenísimo al lado de todos los que hay en la tele. Conocía extremadamente bien a los dos equipos y a sus jugadores, comentaba las líneas generales del encuentro y ponía la entonación justa en cada jugada, sin gritar ni permanecer monocorde.
En el blog de Armando Ojeda, aparte de su crónica del encuentro, hay un interesantísimo reportaje fotográfico de Agustín Padrón, que acudió a Grecia para retransmitir el encuentro para SER Las Palmas, con algunos simpáticos comentarios añadidos por el propio Agustín, a quien, por cierto, el club está tardando en hacer un homenaje como estandarte del seguimiento mediático del equipo.
Al Gran Canaria le ha costado ocho participaciones alcanzar esta ronda. Ocho temporadas de competición muy dura en ACB con su recompensa en forma de prestigio internacional, rodaje durante la campaña y visibilidad de patrocinadores en mercados europeos. Ahora está a 40 minutos de avanzar otro paso. Once puntos: el límite para seguir haciendo historia.
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