El resurgir de Jason Klein , la brillantez de Roberto Guerra y la solidez de Savane y Williams en la pintura valieron al Gran Canaria Grupo Dunas para derrotar al Pamesa con sufrimiento. Nuevamente, un comienzo arrollador (30-16 en el primer cuarto) que luego va dejando paso a lagunas -casi siempre ofensivas, pero en este caso también defensivas- y son cortados con momentos de inspiración individual (generalmente, de Marcus Norris).
El partido del Gran Canaria, con los vaivenes y todo, puede calificarse de muy bueno. Venció a uno de los equipos que más han invertido en la plantilla este año, se sobrepuso a la inferioridad física y a los problemas en el rebote. Un breve vistazo a las estadísticas arroja claridad pasmosa: El Pamesa cogió en total 47; el 'Granca', 26. En el aro canario, rebotearon igual los atacantes que los defensores, con 20 rechaces cada uno; sólo un jugador, Harper Williams, con 11, cogió más de dos rebotes. Quizá sea ese uno de los puntos que más tiene por mejorar Savane.
Para mí, el dato más positivo es que el equipo vuelve a ganar con un Shaw nulo, un partido discreto de Norris -que, eso sí, anotó un triple imposible importantísimo-, sufriendo malas rachas en ataque y alertagamiento en defensa. Así, cuando vaya todo rodado (como en el primer cuarto), pasaremos menos nervios. Queda por ver si fuera de casa se mantiene la fortaleza del conjunto.
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