viernes, enero 12, 2007

Nostalgia del baloncesto ochentero

Tras ver el partido de vuelta de la SuperCopa -del de ida escribí recientemente- entre Barcelona y Cibona, que acabó 99-87 para los blaugrana, que se llevaron el trofeo. El partido fue disputado, pero el Barcelona dio siempre la impresión de ser superior que el equipo croata. Por cierto, creo que puse en el anterior post que Petrovic después jugó en el Real Madrid, cuando en realidad se anunció su fichaje pero no llegó hasta la 88-89, como se ve en la web de la ACB.

Con estos partidos he recuperado los pantalones cortos de verdad, el talento técnico croata, las fintas de tiro y pase, el parqué de color oscuro, el bigote de Fajardo, los tres segundos en zona, las camisillas debajo de la equipación oficial, Solozábal, la diversidad de movimientos de espaldas al aro, los jugadores -incluidos los interiores- que usan las dos manos para entrar a canasta, el Episistema o "la carreta", el partido sin interrupciones publicitarias, los tiempos muertos casi exclusivamente al final del partido, el juego en equipo sin forzar tiros (bueno, esto era más por los equipos que jugaban), el gusto por salir al contraataque siempre que es posible, Aíto casi joven, Quim Costa sin barba, la mecánica de tiro de Sibilio, la inteligencia de Aleksandar y la picardía y el genio de Drazen.

También he visto cosas que nunca entendí: el 1+1 (de hecho, me costó darme cuenta de qué había ocurrido), la dificultad para hacer cambios de jugadores, la falta de información estadística en la retransmisión televisiva, las locuras de Kenny Simpson en ataque.

De la Cibona, casi todos eran o fueron famosos: D. Petrovic, A. Petrovic, Cvjeticanin, Cutura, Knego, Nakic...por algo era Campeón de Europa. En el Barcelona jugaban siempre Solozábal o Costa, dos aleros (entre Sibilio, Epi y Simpson), y dos pívots (Bryant y Trumbo más tiempo, Jiménez algo menos). Y sí, el partido de vuelta también tuvo un arbitraje algo casero, pero no pareción influir en el resultado, igual que en la ida.

Por cierto, el narrador croata era un ejemplo de neutralidad, no como Pedro Barthe. Al menos en el tono de los comentarios, lo único que puedo evaluar hasta que aprenda croata.

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