Un club histórico inmerso en una espiral de mediocridad
El Estudiantes es uno de los clubes de baloncesto más importantes de España. Tiene una larga historia en la máxima categoría, una afición fiel y unas señas de identidad propia. Pero desde que en la 2004/2005 alcanzó la semifinal de la competición, tras haber sido subcampeón un año antes, vive sumergido en una crisis institucional y financiera cuyas repercusiones deportivas hacen peligrar su sitio en la ACB.
En la temporada 2006/2007, se quedó fuera del play-off. El año pasado escaparon del descenso in extremis gracias sobre todo al compromiso de Pancho Jasén, al talento anotador de Sergio Sánchez y a la experiencia de Gonzalo Martínez, además de verse favorecido por alguna ayuda arbitral.
Esta temporada, la situación es bastante mala. Se encuentra sólo una victoria por encima de las posiciones de descenso y han tenido que variar el rumbo de la plantilla por lesiones (Udrih y Rancik) y bajo rendimiento. Dieron de baja al que iba a ser su timón en la cancha, Vonteego Cummings, para traer de vuelta a un Corey Brewer seis años más viejo que en su anterior encarnación estudiantil. También cambiaron la plaza del joven canterano Daniel Clark por la del veterano Petar Popovic.
¿Apuesta por la cantera?
Este último cambio refleja la fallida apuesta del Estudiantes en las dos últimas temporadas. Ante la falta de dinero, empezaron la campaña con la idea de introducir a los jóvenes valores en la primera plantilla. Con la marcha de las jornadas, esa idea se fue olvidando y llegaron caras nuevas. Casi ninguno de los jóvenes ha tenido continuidad, sólo Granger, en esta última temporada –y ante el nulo rendimiento de Cummings- ha tenido oportunidades de manera habitual. Y lo peor es que los fichajes han sido desacertados, con fracasos en la temporada pasada que van camino de repetirse en esta.
El único jugador que está sumando de manera continuada, además de Jasén, es Carlos Suárez, que empieza a dar la medida que se le vislumbraba. Rebotea, anota desde cerca y de lejos y penetra con decisión. Aparte de ellos, Iturbe sigue siendo una amenaza desde los 6,25, Popovic y Wideman aportan brega y puntos cerca del aro y Brewer puede ser peligroso si entra en racha.
La mediocridad actual de Estudiantes se refleja en las estadísticas de equipo. Sólo destaca en que es el equipo que más balones pierde, el que menos tapones coloca y el segundo que menos veces machaca el aro rival, síntoma de la falta de capacidad atlética de sus jugadores.
Pocos triples, mucho juego en la pintura
Me cuesta definir el juego del Estudiantes actual. Su mala clasificación le hace perder interés para la televisión y casi no lo he visto. En lo poco que he podido captar he apreciado que siguen intentando explotar la ventaja física de sus aleros –Jasén y Suárez- al poste bajo; asimismo, buscan con frecuencia a Wideman y Popovic cerca de la canasta, lo que explica lo poco que tiran de tres, con menos de 20 lanzamientos desde los 6,25 y sin especial acierto (35%).
El Gran Canaria actual es un conjunto muy superior al Estudiantes en casi todos los aspectos del juego. Defiende con más intensidad, aunque a veces se le olvide, ataca con más sentido, tiene diversidad ofensiva y un sentido colectivo del juego mucho más pronunciado.
Controlando las amenazas desde la pintura y el rebote defensivo, los locales tendrán muchas opciones de victoria, siempre que a Iturbe, Brewer o Udrih no se les permitan tiros cómodos de tres.
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