Pero desde ese momento, el banquillo visitante fue imponiéndose al local, recortaron la ventaja y remontaron hasta el 43-44 del descanse. Y luego, en el tercer cuarto y último cuarto (con parciales casi idénticos: 15-22 y 15-23), remataron el partido aprovechando los errores del Gran Canaria. Y es que si por algo se caracteriza el equipo de Ivanovic es que no perdona ni un error. Un mal pase, un pase flojo o un bote de más es una pérdida de balón y un contraataque fácil. Un pequeño despiste en defensa defendiendo a los exteriores es triple, una ayuda demasiado tarde en el bloque y continuación es canasta del pívot.
Curiosamente, el equipo más descansado fue el que más acusó el esfuerzo. En el segundo tiempo, Norris y Freeland terminaron desfondados; English acabó desquiciado y el equipo pareció bajar los brazos en los últimos cinco minutos. Ese debe se lo apunto a Maldonado: quedando cinco minutos, con doce puntos de desventaja, no basta con ordenar ataques rápidos. Hay que cambiar el partido, presionar más, intentar correr mucho más y defender con más intensidad. Es auna de las razones por las que me gusta el Fuenlabrada: nunca da el partido por perdido. Probablemente el equipo del Gran Canaria no sea el más adecuado para ese tipo de juego, pero creo que estaba bastante claro que algo había que intentar (¿presionar a todo el campo, jugar con cuatro pequeños?) y los técnicos del Gran Canaria no lo hicieron.
Si revisamos las clave que apunté antes del partido, estudiando las estadísticas de las derrotas anteriores del Tau, vemos que el Gran Canaria no supo reducir el ritmo anotador vitoriano (20 puntos o más en todos los cuartos) ni su porcentaje de triples (43%), ni aprovechar la sobrecarga de minutos de Splitter (33) ni su cuarta falta cuando aún quedaban ocho minutos de partido.
Lo peor
- La aportación del banquillo grancanario. Igual que tantas veces alabo la importancia del conjunto, esta vez me dio la sensación de que, salvo Freeland, ninguno de los que saltó desde el banquillo aportó lo que debería. En algunos casos, los relevos se notaron demasiado. Kickert (ya van 10 encuentros con valoración cero o negativa), Fisher y Mario hicieron un partido muy malo y Moran no estuvo a su nivel habitual, ni en ataque ni en defensa.
- La sensación de decaimiento físico en la segunda parte. Contra un rival que ha jugado más partidos en la temporada y especialmente en las últimas dos semanas y una rotación más corta, el cansancio no debería haberse notado en el bando local más que en el visitante.
- El escaso ímpetu en los últimos minutos. El Gran Canaria pareció dejarse ir en los últimos cinco minutos, en lugar de buscar reducir la ventaja de cualquier manera. Repito: me parece un error de los técnicos.
- Las dificultades en ataque del segundo tiempo. Sólo 15 puntos en cada uno de los dos últimos cuartos son muy pocos para ganarle a un rival que anota casi 90 de promedio. La falta de acierto de English en el tiro y su obcecación por el bote lastraron al equipo, que sólo encontró ocasionalmente a Sanders como fuente anotadora cuando Freeland se agotó.
- La competitividad del Gran Canaria. Jugar al mismo nivel de este Tau durante dos cuartos tiene mucho mérito. Y a pesar de la mala sensación del final, ver la cara de los jugadores cuando salían del pabellón (algo que no suelo ver) me hizo ver que salían realmente escocidos por la derrota, con poco ánimo y mucha frustración. Dos derrotas seguidas deben pesar mucho en una temporada como esta, donde tan acostumbrado está el Gran Canaria a ganar.
- El nivel defensivo de Freeland. Todavía salta demasiado al tapón y le cuesta un poco recuperar cuando ayuda al base en el bloqueo y continuación, pero su primer tiempo en defensa me pareció tremendo. Y no sólo por los dos tapones que puso, también porque se anticipó dos veces a la jugada del Tau para Splitter, que no le anotó ni una canasta en el 1x1 en este periodo. Sí lo hizo más tarde, pero a continuación, el británico le forzó la cuarta falta en ataque. En el plano ofensivo no destacó tanto, aunque mostró su reportorio (mate, canasta a la media vuelta, tiro de cinco metros) e hizo daño, pero globalmente fue también el más valorado (18) y consiguió 12 puntos y 7 rebotes.
- El rebote ofensivo. El Gran Canaria pocas veces destaca en este apartado; de hecho, consigue una media de 10 rebotes en el aro contrario, pero los 17 obtenidos son una muy buena cifra. De todos modos, la diferencia en el control de rebote defensivo (es decir, el porcentaje de rebotes logrados en su propio aro) no fue excesiva: 69% del Granca, 62% del Tau.
Cábalas para el play-off
Al Gran Canaria ahora le quedan cuatro partidos, dos como visitante (Bilbao y Murcia) y dos como local (Joventut y Pamesa). Con la clasificación actual, ganando únicamente al Pamesa en la última jornada por más de dos puntos ya garantiza la sexta plaza; y ganando más partidos que el Joventut (uno de los rivales, además), será quinto. Alcanzar a Real Madrid o Unicaja está casi imposible, por lo que ya podemos especular (nosotros, los aficionados, que estos cálculos no deben gustar nada a jugadores y cuerpo técnico) con qué rival es preferible cruzarse para el Gran Canaria.
El Unicaja ya ha ganado dos veces, una de ellas en Copa del Rey, y perdió en el CID; el Madrid ganó uno y ha perdido dos (incluido un amistoso). Yo lo tengo claro, y no sólo por estos datos, sino por la sensación que desprende uno y otro.
2 comentarios:
Para mi no hay color. Prefiero el Real Madrid.
En cuanto al Tau, lo vi por la tele desde La Graciosa y no veas como mueve el balón esa gente.
Para mí tampoco, especialmente después de los dos precedentes.
Es verdad que el Tau mueve muy bien el balón, con Prigioni de nuevo a su mejor nive es muy difícil ganarles. El mas mínimo error en una rotación defensiva es canasta, y, muchas veces, triple.
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