domingo, mayo 14, 2006

Las estrellas no hacen equipo: la LEB acoge al Manresa y al Breogán

Siempre desconfío de los fichajes sonados, de los jugadores que son considerados unánimamente estrellas pero cambian cada año o con mucha frecuencia de equipos y los únicos títulos que ganan son individuales. No es por ser oportunistas: es por establecer la diferencia con los extranjeros que ficha el Gran Canaria y otros equipos de la ACB, como los descendidos Leche Río Breogán y Richo Manresa.

Estoy convencido de que es el caso de Pete Mickael, jugador bastante conocido en europa por su facilidad anotadora, calidad técnica y física y valoración estadística. Probablemente incluso pueda ser un buen defensor, si no se reservara para el ataque y no jugara tantos minutos. Pero es imposible que la implicación con el equipo donde juega sea la adecuada, porque él viene y va y sus compañeros se quedan.

El caso de Rodney White es distinto, porque su fama procede de sus primeros años en la NBA. Fue un número alto del 'draft' y se nota que anda sobrado de condiciones para jugar al baloncesto, pero no había tenido oportunidad o predisposición para demostrarlo en los equipos en los que estuvo. Cuando llegó al Manresa, pensé que había sido una decisión mala: ese equipo, que iba fatal, se habí salvado los años anteirores gracias a la implicación del proyecto, a las ganas -y la calidad- que le echaban Laviña, Oliver, Martínez, Rubio, etc. Sin embargo, su llegada y la de Óscar Quintana (que lleva dos descensos y mucha desilusión últimamente) auparon al Manresa...para al final acabar en la LEB.

El Gran Canaria ficha todos los años jugadores menos conocidos -siempre hay salvedades-, apura al máximo las fechas para intentar obtener descartes de la NBA (supongo que a mejores precios que si ficha antes) y suele dar con jugadores útiles, implicados y que cumplen dignamente su papel. A veces, también ficha jugadores desconocidos que se convierten en estrellas de la ACB: ejemplos recientes son Hopkins, Larry Lewis, Marcus Goree y Will McDonald, que duran una temporada y viajan a otras ciudades con equipos más ricos. Y generalmente, para quedar por detrás y muchas veces no jugar 'play-off'.

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