Jugando el peor partido que le recuerdo en mucho tiempo -desde luego, el peor que he visto en el Centro Insular de los Deportes (CID)-, el Gran Canaria perdió 55-68 contra el Etosa Alicante y a los cuatro días se puso de nuevo el traje de equipo serio y sobrio, ése que suele llevar los últimos tres años, para ganar al Fórum de Valladolid por 88-96.
Como el de Valladolid no lo vi y la derrota contra el Alicante fue el típico partido en el que nadie parece estar acertado (si acaso, Savané, como todo el año, pero algo más irregular), no me detendré mucho. Y a riesgo de parecer pesado -acabo de tener la sensación de que siempre escribo lo mismo-, sólo voy a resaltar la pobrísima aportación de Winston. Por lo demás, las rachas de siempre en ataque de Guerra y Moran (un partido bueno y otro malo); Gonzalo sigue ofreciendo el buen nivel de los últimos partidos, al mismo tiempo que se diluye el acierto de Norris, y lo que suma Casey Shaw (ya era hora) lo deja de aportar Williams.
Contra el Alicante eché bastante en falta mucha más intesidad desde el banquillo. Lo peor fue la imagen de conformidad: me confirmaron que al salir del partido, todos tenían caras sonrientes. Quizá sea la relajación por el trabajo bien hecho, pero yo pensaba que este equipo ya no se conformaba con entrar en play-off y tener una buena clasificación.
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